jueves, 3 de junio de 2010

Deconstrucción de la Realidad (El Sujeto, versus el Otro)




Rita Valencia Saldivia

21 Entonces Jehová Dios hizo caer un sueño profundo sobre Adán y, mientras este dormía, tomó una de sus costillas y cerró la carne en su lugar.
2 De la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Génesis: 2 versíc 21-22

En el relato testimonial chileno pone en perspectiva un acontecimiento que marcó un hito en la historia de Chile, la tortura de prisioneros políticos, muchos de los cuales fueron maltratados y luego asesinados. Debido a la falta de documentación para esclarecer muchos casos de desaparecidos y asesinados. Surge en la literatura el llamado Relato Testimonial, que es contemporáneo a la Nueva Novela Histórica, pero éste se diferencia de la anterior, por dar prioridad al relato oral más que a la construcción literaria de los textos. En este tipo de producción literaria se pone en evidencia muchos casos de tortura que se describe basado en las Teorías del Sujeto; que determina lo que denomina fragmentación del sujeto. Ocasionada por los actos de violencia que persiguen el objetivo de la deconstrucción de la subjetividad. Desde allí expenden algunos de los conceptos desarrollados en este trabajo, que conforman en el fondo, un paralelo de similitudes con lo que se expone a continuación.
La teoría del Sujeto, es aplicada en el mismo contexto a la problemática de género, que abarca un gran número de letras destilando en la historia bajo la pluma de hombres y mujeres que despertaron del sueño profundo de la complacencia o de la negación y se atreven a esgrimir enfáticamente una realidad circundante que afecta a nuestra sociedad actual.
Existe un texto escrito por Norberto Flores, existe un artículo acerca del libro, “Maldita yo entre las Mujeres”, denuncia la impostura de un discurso logocéntrico excluyente, señala él, reflejo de la historia de subordinación de un “Otro femenino” a un sujeto patriarcal largamente dominante. Es un tema que tiene que ver con la historia de nuestra sociedad, señala Norberto Flores, que América Latina conoció tempranamente las veleidades que hicieron de ella un Sujeto de menor cuantía. Por el hecho de ser una cultura conquistada por la corona española, avalada por las enumeraciones de crímenes, violaciones y vejaciones a las que fueron sometidas las culturas pre-existentes en la región.
Hoy, continúa el texto, la colonización del Sujeto, hacia el Otro ha superado los antiguos límites de un imperialismo justificado por la ontología y la teología para alcanzar el estrato de las diferencias sexuales. Específicamente en la relación hombre-mujer esto queda en evidencia dado hechos constitutivos de la forma en que se aproximan los Unos a los Otros. Se entiende en este texto Sujeto= hombre (que subyuga al) Otro=mujer (subyugado).
Es motivo de atención las cifras y relatos históricos que ponen en evidencia lo declarado anteriormente, sin embargo, se reconocen socialmente algunos avances a favor de la mujer con el acceso a la educación y el trabajo profesional (no doméstico), como también a la participación activa dentro de los marcos de la sociedad en los diferentes ámbitos. No obstante, es de interés de este escrito, poner en evidencia un artista que se encuadra dentro de la problemática, pero que tiene características pos-modernas, y pareciera ser una de las razones por las que permanece silenciado, pero activamente participativo, aunque disfrazado de modernismo y de vanguardia.
El hombre se ha constituido en un “Sujeto” que ha hecho de la mujer un “Otro”, de menor valor mediante un proceso de extrañamiento, carencia y caos.
El género masculino carga consigo todo el peso de la responsabilidad social, de ser cabeza del matrimonio, proveedor, protector y una serie de enumeraciones que el lector puede agregar, no obstante. Existe un mal entendimiento a conciencia o sin conciencia , en la forma que se enfrentan las problemáticas hombre-mujer, desde el punto de vista masculino. Frente a un conflicto de pareja de significación, que incluye la ruptura o separación. La actitud que el Sujeto presenta frente al Otro, es una actitud de superioridad, y de poder. Se evidencia en el hecho de guardar silencio sepulcral frente a cuestiones fundamentales que incluyen el bienestar de la pareja. El Sujeto no comunica la situación, no manifiesta las evidencias de la realidad, sino hasta bien avanzado el proceso. O, hasta que tomó la determinación de abandonar el hogar, en el caso de parejas establecidas, o romper con la relación, en el caso de parejas no establecidas físicamente (compartir una casa o estar casados). Acompañan a este silencio una serie de evasiones de la realidad recurriendo a diferentes métodos, mentiras, que suman mentiras, doble estándar, ausencia, negación al diálogo. Son manifestaciones de un problema más profundo, que muestra indicios de lo que se aproxima. Esta situación está orientada a lo menos a dos aspectos, el primero es la evidencia no dialogada de una crisis en la relación hombre-mujer. El segundo que es el más grave de los dos, la manera de hacer uso de la posición de ventaja de un Sujeto informado, consciente, hacia el Otro, que ignora y vive confiado al amparo del primero. En este caso, una de las armas más utilizadas, es el silencio.
Para establecer el ejercicio del poder desde un Sujeto, debe existir Otro que se encuentre en desigualdad de condiciones, frente al primero, que hace ejercicio de este poder.
“‘Hay que admitir en suma que este poder se ejerce más que se posee, que no es el “privilegio” adquirido o conservado de la clase dominante, sino el efecto de conjunto de sus posiciones estratégicas, efecto que manifiesta y a veces acompaña la posición de aquellos que son dominados. Este poder, por otra parte, no se aplica pura y simplemente como una obligación o una prohibición, a quienes “no lo tienen”; los invade, pasa por ellos y a través de ellos; se apoya sobre ellos, del mismo modo que ellos mismos, en su lucha contra él, se apoyan a su vez en las presas que ejerce sobre ellos. (...).
El género masculino tiene una concepción del género femenino, en términos de relación hombre-mujer que aventaja al primero sobre el segundo, por el ejercicio de la invasión. Tiene la idea preconcebida de que no se puede decir al otro lo que sucede con él. Con sus sentimientos, con sus inclinaciones. En este punto comienza la fragmentación de la subjetividad del Otro. Resulta inconcebible la articulación del hecho que experimenta. Las razones de su concepción están fundamentadas en el amparo de su hombría, de su calidad de macho; de la antigua religiosidad de la imagen. Una mal entendida masculinidad que ha sido vehiculada por años de historia patriarcal.
El género femenino, por su parte, históricamente ha cargado con la doble condición de madre/objeto del deseo, el mal entendido mito de haber salido de una costilla. Hoy defiende un alto porcentaje de sus territorios, sin embargo en la intimidad de la relación hombre-mujer. Continúa siendo el Otro subyugado.
Las acciones que conllevan el ejercicio del poder, por la mala concepción de machismo, continúan. Al silencio intencionado del Sujeto, se suma la toma de decisiones que afectan a ambos. Decisiones definitivas, como marcharse de la casa, y para acomodar al Otro, se lleva solamente sus pertenencias, en el mejor de los casos. Sin explicaciones, sin motivos aparentes que entreguen una connotación significativa a su decisión. Amparados en el suberstigio de que “el amor no se puede obligar”, abandonan todo tipo de responsabilidades asociadas a la vida en conjunto. Cuentas, trámites legales, mantención de la familia, preocupación por los hijos, acompañamiento en la vida familiar, etc.
En este punto comienza otra etapa del ejercicio del poder que se denomina Fragmentación de la Subjetividad. Este proceso se caracteriza por las vivencias experimentadas como producto del Ejercicio del poder del Sujeto. El alejamiento sin explicación válida para su realización es uno de los elementos que se constituye en otra arma de poder. La ausencia prolongada, intimida al otro. La no explicación, la no articulación del lenguaje. Lo reduce a una posición de inferioridad. El hacer uso y abuso del tiempo, para prolongar la agonía del Otro; produce enajenación.
Otro, busca la legitimación de su verdad por medio de la articulación del lenguaje, del diálogo, de la confrontación. La negación de cualquier tipo de comunicación amparado en la distancia y el silencio, se transforma en un tipo de tortura psicológica en el Otro. Como señala Lacan, el sujeto se construye en el momento en que entra en el orden simbólico del lenguaje. Esto significa que la realidad humana está inevitablemente mediada por el lenguaje y la constitución lingüística del Sujeto, lo predispone hacia los demás, llevándole a establecer nexos dentro de la sociedad (Flores. N. La quintrala: recusación de la historia como discurso de legitimación patriarcal en maldita yo entre las mujeres, de mercedes Valdivieso).
Focault también le asigna al lenguaje o discurso un rol protagónico en la constitución del Sujeto. Para él, el discurso es un fenómeno empírico situado en un campo de complejas relaciones sociales. Práctica fundamental que permite a los seres humanos formas específicas de conocimiento y, como consecuencia, de la configuración de la subjetividad.
Cuando el Otro es víctima de la negación del diálogo, por un Sujeto, que mantiene el poder, el Otro, comienza a perder la subjetividad. De qué manera se manifiesta esta pérdida de la subjetividad; el Otro, decae en motivación, experimenta dolor emocional, con manifestaciones físicas de llanto prolongado, opresión en el pecho, pérdida del apetito, pérdida del sueño. Desapego por la cotidianeidad. Estados recurrentes de ansiedad, manifestaciones de crisis de pánico, soledad.
En este punto comienza una nueva manifestación de la violencia ejercida por el Sujeto ausente, que conforma ahora, la ruptura de la cotidianeidad. La manifestación de este hecho se produce de manera similar a lo que acontece con los torturados en tiempos de guerra o de regimenes políticos extremos como en el caso de la dictadura militar en Chile. La negación del sentido de pertenencia, cuando la propia casa, parece una casa extraña, donde están las mismas cosas que antes eran compartidas, en el presente, se respira soledad. Se produce la des-objetivación de los objetos cotidianos. En los casos de violencia física este hecho se transforma en un hecho más traumático. Se dice que la conversión de un objeto familiar en arma, hace desaparecer el objeto y con él, el mundo.
El mundo del Otro, intimidado por un Sujeto, se reduce, se violenta, y las cosas que eran cotidianas en el ayer, son una tortura en el presente. Por ejemplo: tener miedo de volver a casa, para no encontrar vacío y soledad por todos los rincones. Cada centímetro del espacio compartido está lleno de vivencias, de recuerdos que ahora se clavan como una lanza en el pecho. Acto, tan simples y tan cotidianos, tales como dormir o comer, se transforman en una tortura. El sueño que antes venía en forma natural, es imposible de concebir, y mientras el tiempo avanza y el Sujeto permanece en ausencia, el Otro, vive su tortura solitaria. No existen fármacos capaces de aliviar la tortura del desamor.
Luego para terminar aparte del Silencio, existe también la negación a declarar la verdad que es evidente. El Sujeto se encuentra involucrado en otra empresa de tipo amoroso. Sin embargo otra vez amparado en su hombría, niega rotundamente el hecho. Y suma más angustia y más dolor en el Otro. Luego viene el orden de las cosas materiales, qué hacer con la casa, con las cosas, con los niños, con el colegio, con la cotidianeidad que ha sido brutalmente violentada. En esta etapa, una de los hechos más traumáticos puede ser el desarme de la casa. Este se convierte en hecho concreto de un rompimiento. En muchos casos debe ser efectuado por el Otro, ya que el Sujeto continúa ausente.
La realidad es algo que se construye día a día, en el caso de un hogar, es el mundo de la familia, la intimidad de la pareja, lo que se construye con trabajo, con dedicación, invirtiendo tiempo y cariño. Hay situaciones en que este hogar, conforma la vida del Otro. Hay espacios que son propios de alguien en una casa, por ejemplo: la cocina, el living, etc. Resulta entonces un verdadero acto de tortura tener que deshacerse de las cosas, guardarlas, venderlas o regalar. La familia debe mudarse a un lugar más pequeño. En algunos casos, vivir de allegados. Luego de haber pasado por todo el proceso de de-construcción de la subjetividad. Se sitúa a Otro absolutamente fragmentado. Mientras el mundo sigue su marcha, los colegios siguen funcionando, el trabajo exige cumplimientos, los niños deben continuar la vida.
Entre tanto la subjetividad devastada de la feminidad, con una autoestima mutilada, por la violencia del silencio y la indiferencia. La obligación de renunciar a la cotidianeidad y el sinnúmero de dificultades que se debe afrontar para volver a situarse en un espacio vital. En esta etapa, puede existe a menos dos opciones, la recuperación de su fragmentada subjetividad o la pérdida definitiva de ella, esto es, su vínculo con el mundo.
Para la recuperación de su fragmentada subjetividad, el camino parece infinito, recuperar la Fe, en el género masculino, llegar a comprender la situación vivida, en los mejores casos, llegar a conocer la verdad que ha sido negada por tiempos. Y cabe preguntarse, acerca del impacto emocional y psicológico que puede producir el conocer esta verdad. En algunos casos puede resultar en un incremento de la fragmentación de la subjetividad.
Señala Flores, en el Relato Testimonial, acerca del rompimiento de la cotidianeidad: Se trata de un esquema de uso del cuerpo humano, del tiempo y de los espacios socialmente definidos, de los objetos, de los símbolos del conocimiento y de las relaciones sociales que se encuentran en estos espacios, diagramados de acuerdo con roles que deben ser cumplidos y rutinas que deben desarrollarse según la función que cumplen los individuos en el proceso de reproducción material e ideológica de su sociedad.
Es de interés de este artículo, exponer la problemática para que sea juzgada por las voces expertas, señalando que además de ser éste una declaración pública de una verdad fragmentada. Es también la búsqueda de la reconstrucción del Sujeto en lo que dice relación con una feminidad violentada, enajenada por el silencio, el abandono y la negación del derecho a saber la verdad. Es una declaración imperativa a ser tratadas como ciudadanos iguales y diferentes, también en los conflictos que se producen al interior de la vida de parejas, allí, donde no hay leyes que amparen, ni jueces que dicten sentencias, excepto, la consciencia individual de cada persona. Y el esperar que la humanidad prime por sobre la deshumanización.

BIBLIOGRAFÍA
RESISTENCIA AL PODER Y FRAGMENTACION DEL SUJETO EN EL RELATO TESTIMONIAL CHILENO
LA QUINTRALA: RECUSACION DE LA HISTORIA COMO DISCURSO DE LEGITIMACION PATRIARCAL EN MALDITA YO ENTRE LAS MUJERES, DE MERCEDES VALDIVIESO.¡Error! Marcador no definido.
(Artículo publicado en Symposium. A Quarterly Journal in Moder Foreign Literatures, Volume XLVIII, Number 4, Winter 1995, University of Syracuse Press, New York).
Prof. Norberto Flores (Ph.D.)

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