viernes, 21 de octubre de 2011

El Cuerpo

En las memorias del alma quedarán grabados
sueños, 
anhelos,
esperanzas.


El tiempo parece disolver toda pasión,
estampada sobre los sentidos del ser,
amores,
dolores,
pasiones encontradas.


Un cuero vacío
en el infinito del tiempo,
la huella de su paso indeleble,
denotada en los hechos.


Todo parece esfumarse,
mientras el alma duerme,
adolesciendo de sentir,
resignada, 
abandonada a su destino.


Tripartitos en la eternidad,
imagen de un alma invisible,
testigo de lo que dicta el espíritu
el cuerpo carga con todos los males
y goza del bien de la vida.


Cuando se sienta en tu mesa contigo,
dejando aromas de azahares por doquier,
el cuerpo es el testigo inherente,
del alma,
del cielo,
del sol,
cuando aquel visitante esquivo
te acompaña,
y goza contigo.